7 de diciembre de 2013. Cines Renoir Floridablanca, Barcelona. V.O.S.
18 de marzo de 2014. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
La vida según Jep Gambardella, un escritor de éxito con una sola novela de hace cuarenta años. Ahora cumple sesenta y cinco disfrutando como nadie de la vida en Roma. De las fiestas nocturnas. De los paseos al amanecer. De los irónicos diálogos en la terraza de su casa frente al Coliseo. De los encargos para la revista de su amiga enana. Y de los encuentros con esa sorprendente fauna humana que lo adora.
El aparato humano. Ese era el título de la novela que hizo famoso a Jep Gambardella. Y podría ser también el de esta película memorable. Dos horas y media de intensa belleza que pasan en un instante. Como la vida de su protagonista, con un momento de plenitud en el encuentro amoroso evocado en la insularidad juvenil y con años de delicioso vacío viviendo plenamente la vida romana. Todo es más que sobresaliente en esta película. Los bellísimos espacios. La apabullante puesta en escena. La intensa y ecléctica música. La fina ironía que casi coquetea con lo hilarante. Las reflexiones estéticas sobre la dolce vita de este cautivador maduro. Porque Jep Gambardella es el mejor anfitrión para presentarnos el sorprendente aparato humano que habita esta Roma decadente (es decir, intemporal). Da gusto seguirlo mientras nos descubre la sublime belleza de la ciudad en la noche y al amanecer. Acompañarlo en el interior de los palacios y en las terrazas con vistas. Disfrutar con él de la impostura de las performances sociales y del surrealismo de magos que llevan jirafas a las termas de Caracalla o de santas centenarias que hacen volar flamencos frente al Coliseo. Roma ya tiene su película de este siglo. Y el título se queda corto. Eso es lo que uno piensa cuando llegan los títulos de crédito y seguimos disfrutando de la belleza mientras navegamos por el Tíber al amanecer.