27 de marzo de 2014. Centro Niemeyer, Avilés.
Agua, hierro, sangre y ruido. De noche y de día. En alta mar. Una máquina infernal que lanza y saca redes. Que engulle peces y expulsa despojos. Un leviatán.
Planos muy cortos en escenas muy largas. La cámara entra y sale del agua. Nuestra perspectiva pudiera ser la de peces capturados por esos seres de pieles ásperas que decapitan, descuartizan y tiran al mar restos que anhelan las gaviotas. Uno de ellos se va quedando dormido mientras mira una pantalla. Y casi le envidiamos. Él debe estar acostumbrado al ruido de su leviatán. Nosotros no. Nosotros queremos salir del cine. Y no comer pescado.