8 de marzo de 2015. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.
Una pareja sueca y sus hijos pasan cinco días en una estación de esquí. Al poco de llegar una avalancha alcanza repentinamente la terraza del restaurante en el que están comiendo. El padre sale corriendo sin poner a salvo a los niños. Aunque no les pasa nada, el incidente lo cambia todo.
El miedo desata el instinto y compromete los afectos. En unos segundos el equilibrio tácito de una pareja se convierte en inestable. Por eso al principio no hablan de lo que les ha pasado. Por eso luego no dejan de hacerlo ante terceros. El incidente es banal y enorme a la vez. Un punto de partida magnífico para esta reflexión sobre la familia y la pareja, de honduras casi bergmanianas, camuflada en un relato que no pierde el interés ni un segundo y que combina estupendamente el drama con la ironía. Con un punto de partida tan brillante y un entorno invernal (y humano) tan cautivador parecía que el final solo podría defraudar. Pero no. De hecho, Ruben Östlund casi nos ofrece dos (a cuál mejor). El que intenta restablecer en medio de la nieve el equilibrio familiar perdido y el que en ese autobús inestable hace que otra vez el miedo desate el instinto y ponga a prueba los afectos.