22 de diciembre de 2015. Centro de Cultura Antiguo Instituto, Gijón. V.O.S.
Varios niños nacidos en Gaza nos hablan de las desgracias que sufrieron durante los ataques israelíes del verano de 2014. Con sus casas destruidas, con amigos y familiares muertos y con heridas en el cuerpo y en el alma. Así quedaron esos niños palestinos.
Las causas justas merecen algo más que buenas intenciones. Nacido en Gaza es una película en la que los niños hablan como si siguieran guiones adultos y a la que le sobran subrayados como el abuso de la cámara lenta, los textos sobreimpresos que pretenden explicarlo todo o esa banda sonora empeñada en activar resortes emocionales. Todo eso acaba consiguiendo lo contrario de lo que seguramente se pretende. Y así la defensa de una causa justa, como la de las victimas inocentes de los infames ataques israelíes, acaba pareciendo propaganda. Eso es lo peor que le puede pasar a un documental que tendría mucho que aprender de ficciones tan estupendas como Una botella en el mar de Gaza de Thierry Binisti, una película que aborda con mucha más sutileza el mismo tema en el mismo lugar.