8 de junio de 2020. Filmin, Avilés.
Veintiocho alumnos madrileños de primero de bachillerato pasan unos días con dos profesores y una guía por Granada, Córdoba y Sevilla. Se llama viaje de estudios, pero lo más interesante pasa en el autobús, en las habitaciones y en los márgenes de los monumentos.
Como viaje de estudios es claramente mejorable, pero de lo que realmente trata la película tiene menos que ver con mi profesión que con el retrato inmediato de la adolescencia. Y hay que reconocer que la cámara de Trueba consigue ponerse en medio de estos jóvenes con una cercanía que suele estar vetada a cualquier adulto. Ellos jamás la miran ni parece que hubiera nadie más junto a ellos. Las intimidades en las noches de esas habitaciones multitudinarias, los silencios de Pablo Hoyos y sus tímidas sonrisas con esa chica que parece quererle bien, las ruidosas tonterías que amargan al profesor... Todo se nos muestra desde una proximidad que parece difícil sentir sin tener esa edad. Y de vuelta a Madrid Jonás Trueba tiene la excelente idea de añadir ese epílogo con el diálogo que siguió, seis meses después, a la proyección de la película en el propio instituto. En él, esos mismos adolescentes que ya están en segundo de bachillerato, comentan cómo se ven y casi no se reconocen en el espejo filmado de unos instantes de sus vidas que quedaron fijados en esta película. En ese salón escolar vuelven a ser esa gente lúcida y reflexiva que Jonás Trueba nos muestra en Tú también lo has vivido. Y la verdad es que se agradece.