de Nikolaj Arcel. Dinamarca, 2023. 127’.
7 de febrero de 2024. Cines Parqueastur, Corvera.
La contención como norma. Es la marca de la casa del gran Mads Mikkelsen que aquí interpreta al jardinero bastardo que tardó veinticinco años a llegar a ser capitán y, tras jubilarse, quiere hacer productivo un páramo septentrional con el mismo afán con que otros héroes cinematográficos emprendieron la conquista del Oeste. El contrapunto de la nobleza de su trabajo lo pone en esta historia ese aristócrata canalla que defiende la ontología del caos y la impunidad del poder. Así que, además de una cautivadora película de formas clásicas, en La tierra prometida hay también aberraciones del siglo XVIII que resuenan en nuestro presente. Como el poder ilimitado que detentan los señores del aire en el neoliberalismo digital o la tensión que contrapone en Europa derechos y valores con prejuicios y miedos atávicos como los de aquellos colonos alemanes que odiaban (o temían) a una niña gitana. Esas tensiones y la excelente definición de los personajes (magnífico el triángulo femenino que acompaña al protagonista) confieren al relato la belleza y el interés de las tragedias clásicas. La tierra prometida da bastante que pensar no solo sobre el pasado de Europa, sino también sobre los conflictos de un mundo en el que demasiados sádicos siguen gobernando o aspirando a gobernar.