6 de mayo de 2015. Sala Cajastur, I Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo.
En la noche del 4 de febrero de 2006 se produjeron enfrentamientos en la calle Sant Pere més Baix de Barcelona entre la Guardia Urbana y los participantes en una fiesta que se celebraba en un edificio ocupado desde hacía años. Un policia resultó gravemente herido en la cabeza. Según los primeros testimonios, por el impacto de una maceta que alguien arrojó desde lo alto del edificio. Pero los detenidos fueron tres jóvenes que estaban en la calle y a los que se acusaba de atacar al policia con una piedra. Tras ser maltratados en la comisaría, fueron llevados al Hospital del Mar. Y allí los guardias detuvieron también a un chico y una chica que ni siquiera habían estado en esa calle. Los cinco pasaron varios años en la cárcel por un delito sobre el que se les había presupuesto todo, menos la inocencia. Patricia Heras no pudo soportarlo y se suicidó el 26 de abril 2011. Dos años después ochocientas personas ocuparon el antiguo Palau del Cinema para rebautizarlo con su nombre y proyectar un documental que quiere denunciar aquella injusticia: Ciutat morta.
Un ejemplo de cine activista. De buen cine y de noble activismo. El relato de los hechos está magnificamente documentado y estructurado. Los testimonios transmiten tanta verdad que cuando, tras su muerte, la compañera de Patricia Heras lee en público ese texto duro y emocionado pienso en las palabras de Lluis Llach en Campanades a Morts: "que mai no tingueu repòs en cap dels vostres dies i que en la mort us persegueixin les nostres memòries". Ciutat morta es un relámpago que hace sentir que Barcelona será una ciudad viva mientras su ciudadanía se siga rebelando contra la barbarie de que los prejuicios puedan ser la base de algunos juicios. En el coloquio, los directores nos contaron lo importante que ha sido la buena acogida que la película ha tenido en los festivales para que fuera imposible no programarla en la televisión catalana. Seguramente la noche en que se puso en TV3 no durmieron tranquilos los que provocaron o consintieron que la presunción de inocencia pudiera ser torturada impunemente en alguna comisaría. Magnífica tarde, por tanto, la de hoy en que he podido acercarme a Oviedo para ver algunas de las películas que se proyectan en esta interesante Semana del Audiovisual Contemporáneo.
Un ejemplo de cine activista. De buen cine y de noble activismo. El relato de los hechos está magnificamente documentado y estructurado. Los testimonios transmiten tanta verdad que cuando, tras su muerte, la compañera de Patricia Heras lee en público ese texto duro y emocionado pienso en las palabras de Lluis Llach en Campanades a Morts: "que mai no tingueu repòs en cap dels vostres dies i que en la mort us persegueixin les nostres memòries". Ciutat morta es un relámpago que hace sentir que Barcelona será una ciudad viva mientras su ciudadanía se siga rebelando contra la barbarie de que los prejuicios puedan ser la base de algunos juicios. En el coloquio, los directores nos contaron lo importante que ha sido la buena acogida que la película ha tenido en los festivales para que fuera imposible no programarla en la televisión catalana. Seguramente la noche en que se puso en TV3 no durmieron tranquilos los que provocaron o consintieron que la presunción de inocencia pudiera ser torturada impunemente en alguna comisaría. Magnífica tarde, por tanto, la de hoy en que he podido acercarme a Oviedo para ver algunas de las películas que se proyectan en esta interesante Semana del Audiovisual Contemporáneo.