27 de mayo de 2015. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.
Un adolescente palestino es enviado a estudiar en un internado israelí. Allí va adoptando una nueva identidad. La de un amigo judio con una enfermedad degenerativa con el que tiene una relación muy estrecha. Hasta el final.
El conflicto político queda en segundo plano. Tan solo parece tener cierta presencia en la alegre primera parte sobre la infancia del protagonista. Luego el tono de la película adopta una frialdad bastante europea (no parece casual el guiño a Cielo sobre Berlín, cuyas palabras iniciales oímos en una sala de cine). Mis hijos reduce al mínimo sus intenciones políticas, pero como retrato psicológico resulta un tanto impreciso y quedan demasiado desdibujadas las motivaciones de ese joven camaleónico. La relación con la madre del amigo podría dar cierto juego en el relato, pero apenas se desarrolla. Quizá lamentablemente.