4 de octubre de 2015. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.
Dos inspectoras de asuntos internos investigan en una comisaría la muerte de un confidente argelino. Sus dislocados procedimientos no desentonan con el comportamiento de los implicados en el caso. Ni con su vida sexual.
Se me escapa la gracia que pretende tener esta historia rara con guiños irónicos (¿y políticamente incorrectos?) sobre las relaciones franco-argelinas y sobre el papel de las mujeres en las burocracias policiales. Enseguida me desentiendo de lo que hacen esas inspectoras y me da igual lo que le haya pasado al confidente sobre el que supuestamente se investiga. Tampoco le encuentro gracia a unos diálogos que no son ni coherentes ni absurdos. Así que no hago más que mirar el reloj y lamentar que el fallo técnico que nos dejó sin poder ver el otro día El cartero de las noches blancas no se hubiera producido hoy. Esperemos que este mal comienzo de la programación otoñal sea una excepción en el cine del Niemeyer (en el que, por cierto, ya nunca se abren las cortinas laterales). En fin.