8 de agosto de 2018. Cines Los Prados, Oviedo.
Tras una noche con amigos en Fuerteventura, un joven surfista va con su tabla a una zona solitaria y cae por un acantilado. Se ha roto la cadera y tiene un corte importante en una mano, así que pasará dos días temiendo por su vida en una cala inaccesible antes de que lo rescaten en el mar. La soledad involuntaria de esas horas se mezcla con alucinaciones y evocaciones emocionadas de su vida.
Las impresionantes imágenes de Fuerteventura y los avatares de este hombre solo en medio de las rocas, la arena y el mar son lo mejor de una historia que recuerda a la impresionante 127 horas. Pero frente a la película de Danny Boyle, Solo tiene la ventaja de unos entornos espectaculares que animarán a quienes no hayan estado nunca en la costa occidental de Fuerteventura a querer conocer cuanto antes su sobrecogedora belleza. Hugo Stuven tiene el acierto de contar esta historia real sin combinar el sufrimiento del protagonista con las labores de búsqueda. Sin embargo, la relación con su novia (interpretada por Aura Garrido, una actriz que me encantó en Stockholm y en La Reconquista) y el postureo de esta bonita pareja en crisis (sobre todo él: su postureo y su crisis) no me parecen el mejor contrapunto para una historia que tiene el mayor interés cuando nos muestra el drama de un hombre solo a merced del mar.