16 de abril de 2019. Filmoteca Valenciana, Valencia.
Tras dirigir El perro andaluz y La edad de oro, el joven Buñuel viaja a Extremadura para filmar en 1933 el documental Las Hurdes, tierra sin pan.
Con imágenes de animación inspiradas en el cómic del mismo título de
Fermín Solís, se reconstruye aquel periplo que tuvo como base Las
Batuecas y como destino los pueblos olvidados de aquellas tierras tan
hermosas.
Parece
que está de moda meterse con la forma en que Luis Buñuel (después de
Unamuno, Marañón y Alfonso III) puso a Las Hurdes en el mapa. Es verdad
que la película de Simó Busom es más amable con el gran cineasta
aragonés que el cómic que la inspira, pero también muestra y cuestiona
algunos de los artificios que usó en aquel documental. Por su parte,
Sergio del Molino también se había metido hace tres años con Buñuel en
su libro La España vacía (esa marca que, dicho sea de paso, está
superando a las propias Hurdes en el repertorio de tópicos pesimistas
sobre los problemas de España). Pero, más allá de si debemos perdonar o
no a Buñuel (o a Félix Rodríguez de la Fuente) por el uso de trucos para
filmar a cabras despeñándose, Buñuel en el laberinto de las tortugas
resulta una película agradable pero aporta poco a la historia del cine
español y a la interpretación de uno de sus episodios emblemáticos.
Salvador Simó la presentó brevemente en esta estupenda sesión
doble en la que, con mucho acierto, se proyectó seguida del propio
documental original. Sin embargo, aunque la sala de la Filmoteca estaba
llena, después no hubo coloquio. Y fue una lástima.