de Lois Patiño. España,
2020. 84’.
8 de diciembre de 2020. X Festival Márgenes. Filmin. V.O.S.
Lugareños hieráticos. Voces interiores que expresan temores y recuerdos. De la bestia del mar. De la inmensa presa que también parece un monstruo que engulle. El Rubio salió con su barco a por él. Ayer. Mañana. Dentro de mil años. Pero se ahogó en medio de un rugido que todos oyeron en la aldea. Es el tiempo de la luna roja. Y con ayuda de las meigas el Rubio regresará de entre los peces muertos. Como un Jonás de saliera de la gran presa.
Lois Patiño nos ofrece el relato telúrico y elusivo propio de un Nietzsche gallego. Su película está llena de imágenes bellísimas en las que, además de gentes de Camariñas y Lemos, también hay rocas, vacas y hasta fantasmas (quizá meigas) con sábanas blancas sobre fondo rojo. Muchas planos son verdaderos bodegones paisajísticos. Y hay también espejos formando parte de escenas interiores o de performances intermareales. La belleza de una fotografía que en el tramo final sufre un deslizamiento hacia el rojo, la poética de unos textos íntimos y populares y unas transiciones casi abstractas que tienen la fuerza hidráulica y sísmica de las fotografías de Pablo Genovés, hacen que la estética crepuscular de Lúa Vermella resulte fascinante. Es una película distinta que cautiva por la cadencia del sonido, por la fuerza de las imágenes y por las sugerencias casi míticas del relato. Aunque quizá sea más propia de los museos de arte contemporáneo que de las salas de cine.