de François Ozon. Francia, 2020. 100’.
13 de diciembre de 2020. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.
En un pueblo costero francés Alexis se encuentra con David. Son dos adolescentes que se atraen y que comparten escapadas en barco, en moto y también trabajan en juntos una tienda de cosas de pesca. David le hace prometer a Alexis que si muere él bailará sobre su tumba. Y no tardará en cumplir la promesa porque, tras un episodio de celos por parte de Alexis, David se estrella con la moto.
Mala. Muy mala. Impropia de Ozon. Sean homo o hetero las historias de amor y desamor no deben resultar estúpidas. Y la de estos muchachos casi lo parece. Mal contada, con muchas miraditas y carantoñas, pero con tales problemas de coherencia y verosimilitud que parece imposible que el director sea François Ozon. Así que el regreso al cine del Niemeyer tras estas semanas de cierre por pandemia ha sido grato por poder hacerlo, pero no por lo visto en la pantalla.