viernes, 9 de diciembre de 2022

Mantícora

de Carlos Vermut. España, 2022. 115.
9 de diciembre de 2022. Cines Los Prados, Oviedo.

Julián es muy bueno diseñando monstruos para videojuegos. Un día mientras está trabajando en su casa oye unos gritos en la de enfrente. Han empezado a arder unas cortinas y hay un niño atrapado. Por suerte, llega a tiempo para rescatarlo y apagar las llamas. Poco después se cambia de piso y conoce a una chica muy especial que cuida de un padre enfermo. Su cara se parece a la de aquel niño y a Julián le atrae especialmente. Todo va bien hasta que la empresa revisa sus trabajos.

Sed (una magnífica obra de teatro), Esparta (la película de Ulrich Seidl que vimos hace unas semanas en el festival de Gijón) y ahora Mantícora compondrían una estupenda trilogía muy edificante y llena de matices sobre las diferencias entre pedofilia y pederastia. Como no podía ser de otro modo, la película de Carlos Vermut contiene, además de una buena historia, una atmósfera muy especial. Delicada, tranquila, suave pero también inquietante. Como los personajes que la protagonizan, todos de belleza ambigua y gesto sosegado. El tramo final, con el nuevo encuentro con el niño, es toda una lección de cómo tallar la clave de bóveda de una buena historia. Mantícora está llena de paralelismos y juegos conceptuales que admiten interpretaciones interesantes. De hecho, entre otras cosas muestra esa querencia tan habitual de buscar el mal hasta encontrarlo (o provocarlo). Pero también es una película de belleza sencilla y primorosa. Por eso es tan buena.