de Ulrich Seidl. Austria, 2022. 101’.
16 de noviembre de 2022. Cines Los Fresnos. 60º Festival de Cine de Gijón (sección: Esbilla Espectru). V.O.S.
La pederastia y la pedofilia no son lo mismo. Lo mostraba con claridad Sed, aquella magnífica obra de teatro que vimos hace seis años en el off del Niemeyer. Y Ulrich Seidl nos lo recuerda en esta magnífica película que forma un díptico perfecto con Rimini. El hermano que veíamos ayer en Rimini podía parecer patético pero también inspiraba ternura por su voluntad de hacer felices a las mujeres maduras en el invierno italiano. El que ahora vemos en Esparta tiene como objetivo hacer felices a esos niños en el verano rumano. Sin embargo, esta historia parece moverse en el filo de la navaja porque nadie desconfía de ese propósito si quienes lo tienen son los padres o los entrenadores, pero resulta sospechoso si quien lo manifiesta es un extraño. En Esparta no hay ni el más leve atisbo de pederastia y sí muestras claras del sufrimiento de un pedófilo. Sin embargo, esta mitad del magnífico díptico de Seidl ha sido sometida a un persecución lamentable. Ello no hace más que confirmar la pertinencia del cine de este singular director austriaco. Lo que él muestra en la pantalla no es solo un espejo necesario sobre algunas dolencias de nuestro mundo. También del automatismo maniqueo con que algunos emiten veredictos morales. Así que fue especialmente oportuno y muy agradable el inesperado segundo encuentro con Ulrich Seidl que, tras la proyección, tuvo la amabilidad de atender las preguntas del público hasta más allá de la medianoche.