de Jim Jarmusch. EE.UU., 1991. 128’.
19 de marzo de 2024. Teatro Filarmónica, Oviedo. V.O.S.
Cinco relojes señalan la hora de cinco ciudades: Los Ángeles, Nueva York, París, Roma y Helsinki. La cámara se va acercando a cada uno de ellos y a continuación vemos una historia nocturna sobre un taxi en esa ciudad. En Los Ángeles una taxista joven y atrevida lleva hasta Beverly Hills a una mujer sofisticada que trabaja en el mundo del cine. En Manhattan un negro que quiere ir a Brooklin y no encuentra un taxi acaba llevando el de un taxista extranjero que apenas sabe conducir. En París un taxista negro que ha echado del suyo a unos pasajeros insolentes recoge a una joven ciega que le sorprenderá. En Roma un taxista locuelo y locuaz se empeña en confesar sus excentricidades a un sacerdote que tiene problemas cardíacos. Y en Helsinki un taxista que circula por calles nevadas recoge a unos trabajadores, dos de ellos van despiertos y le cuentan las desgracias del que va dormido, pero no serán mayores que las de él.
No recordaba haberla visto, pero la música, los relojes y cada uno de los cinco episodios volvieron a mi memoria más de treinta años después. Cada uno de ellos es una joya, pero hilvanados por la noche se convierten en una película magnífica. Está claro que, además de en Taxi Driver, películas tan estupendas sobre los taxis como Taxi Teherán, Destinos, Tales, Breve Miragen de sol, Drive my car y hasta Que nadie duerma tuvieron dónde inspirarse. Bien por Jarmusch.