8 de diciembre de 2012. Filmoteca de Cataluña, Barcelona. V.O.S.
Un matrimonio burgués tiene su primer hijo. Ella no lo puede amamantar y contratan a una nodriza analfabeta. Su llegada a la casa cuestionará la estabilidad familiar. Mientras la nodriza se hace cargo amorosamente del niño, van creciendo el sufrimiento depresivo de la madre y el interés del padre por la vida de la joven.
La Roma burguesa de principios del siglo XX es el contexto de esta historia familiar de sentimientos apenas esbozados. Un espacio y un tiempo bien retratados en esta película en la que, junto a las cuidadas imágenes, llama la atención su sonido, especialmente atento a recoger la vida de un lactante. La historia interesa casi más por lo que sugiere que por lo que muestra. Y no solo de la dolorosa relación de ese matrimonio, sino también de los esbozos de otras vidas (la nodriza y su compañero encarcelado, el médico enamorado de la paciente del psiquiátrico…) El color y las tensiones políticas que enmarcan la historia parecen sugerir que al lado mismo se podría estar rodando Novecento. Pero mientras Bertolucci usa el gran angular para contar su historia, Bellocchio prefiere el macro para la suya. Así consigue no solo mostrar las vidas que enfoca, sino despertar interés por lo que deja fuera del cuadro. Es la segunda película que vemos en la Filmoteca de Cataluña. La forma en que organiza mensualmente sus ciclos recuerda aquella programación inicial del cine diario en el Centro Niemeyer. Un año después la seguimos añorando.
La Roma burguesa de principios del siglo XX es el contexto de esta historia familiar de sentimientos apenas esbozados. Un espacio y un tiempo bien retratados en esta película en la que, junto a las cuidadas imágenes, llama la atención su sonido, especialmente atento a recoger la vida de un lactante. La historia interesa casi más por lo que sugiere que por lo que muestra. Y no solo de la dolorosa relación de ese matrimonio, sino también de los esbozos de otras vidas (la nodriza y su compañero encarcelado, el médico enamorado de la paciente del psiquiátrico…) El color y las tensiones políticas que enmarcan la historia parecen sugerir que al lado mismo se podría estar rodando Novecento. Pero mientras Bertolucci usa el gran angular para contar su historia, Bellocchio prefiere el macro para la suya. Así consigue no solo mostrar las vidas que enfoca, sino despertar interés por lo que deja fuera del cuadro. Es la segunda película que vemos en la Filmoteca de Cataluña. La forma en que organiza mensualmente sus ciclos recuerda aquella programación inicial del cine diario en el Centro Niemeyer. Un año después la seguimos añorando.