19 de marzo de 2013. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
Luciano es un napolitano simpático y feliz. Su familia y su pescadería son todo para él. Hasta que participa en un casting para Gran Hermano y la obsesión por ser seleccionado acaba por volverle loco.
La película se abre con un largo plano aéreo de Nápoles que nos lleva hasta un lujoso palacio en el que se celebra una boda. Y se cierra con otro plano aéreo que nos saca de la lujosa casa de Gran Hermano en los estudios Cinecittà de Roma. En medio, la vida de este Luciano al que el sueño de la fama le hace sentirse vigilado cuando está en su entorno y libre cuando por fin entra en esa casa. Alienación en estado puro. De eso parece tratar esta película que podría ser una metáfora de esa Italia berlusconizada que, como Luciano, puede quedar fascinada por un grillo. Aunque es más lineal y parece menos dramática, Reality comparte con Gomorra la naturalidad de los escenarios y los personajes. En lo coral y lo barroco de algunas escenas casi recuerda a Fellini. Sea por lo que cuenta (literal o metafóricamente) o por la habilidad con que Garrone pone y mueve la cámara en esos planos largos y bien construidos, lo cierto es que se hace agradable contemplar este Reality.