14 de febrero de 2014. Cines Centro, Gijón.
Elise hace tatuajes. Didier música folk. Se enamoran. Tienen una hija preciosa. Pero a los seis años Maybelle tiene cáncer. Y muere. Luego la debacle. Los dos reaccionan de manera distinta. Y tras el primer drama vendrá el segundo.
Demasiado drama. Un cáncer infantil ya da para toda una película (sea buena, como Camino, o sobrevalorada, como Declaración de guerra). Pero aquí la niña muere antes de que termine la primera hora. La historia quiere trascender esa desgracia y mostrar el amor y el desamor de esta pareja asolada por ella. La fragmentación temporal del relato busca subrayar los contrastes sentimentales. Quizá emulando a Cianfrance. Pero Alabama Monroe no tiene nada que ver con Blue Valentine. Por mucha música que le pongan.