28 de agosto de 2014. Parqueastur, Corvera.
Una droga azul que unos traficantes han metido en su vientre hace que Lucy no use solo una parte de su cerebro. Sus capacidades se van haciendo casi infinitas a medida que su rendimiento se acerca al cien por cien.
De la Eva primitiva a una mesías de la omnisciencia y la omnipotencia. Ese es el camino que recorre Scarlett Johansson con esta Lucy que pasa de ser una estudiante petarda en Taipei a una heroína con superpoderes y semblante muy serio. Ella está estupenda. Aunque no tanto una historia en la que los malos y poderosos son orientales y Morgan Freeman es un sabio muy bueno. Por lo demás, Luc Besson pretende aprovechar las querencias metafísicas de la cultura general del espectador medio. Pongamos que francés.