4 de febrero de 2016. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.
Una anciana que saca muñecos de cajas y los arrulla como a bebés. Un hombre que a veces canta y a veces dispara. Un tipo que se reúne con amigos para tocar la trompa entre recuerdos hitlerianos. Un matrimonio compuesto por un esclavo y una ama que lo domina. Un hombre que exhibe sus exóticos trofeos de caza. Una mujer masoquista que colabora con Cáritas y a la que un hombre azota...
Gente en sótanos. Austriacos. Como el de aquel monstruo que hizo de uno de ellos el único mundo para su familia infrahumana. Esa historia no desentonaría entre las de esta extraña e interesante película con la que Ulrich Seidl parece querer mostrarnos algunas oscuras soledades que, sean representativas o anecdóticas, quizá arrojen algo de luz sobre lo que le pasa a su país. La cámara hierática y los encuadres simétricos hacen más patéticos esos retazos de vidas que vemos en los espacios íntimos de unos sótanos. Allí parece habitar el ello y superyo de una sociedad desquiciada que de lejos mete miedo y de cerca repugna, mueve a risa o inspira compasión. En el sótano es cine pulcro, enigmático e inquietante. Como los sótanos austriacos.