26 de agosto de 2017. Espacio INCAA Gaumont, Buenos Aires.
Un hombre maduro lo deja todo y se va a Puerto Madero para huir en su barco, quizá para siempre. No sabe que en él se ha escondido una chica que necesita llegar a Uruguay. El hombre intenta estar solo para afrontar su muerte, que parece próxima. La chica huye de la escena de un crimen que acaba de presenciar. Es un encuentro involuntario que resultará reparador para los dos.
Tras el largo paseo de esta mañana disfrutando de cosas que me gustan en Buenos Aires (tomar un café hojeando un libro en el escenario del Ateneo Grand Splendid, recorrer tranquilamente las estupendas exposiciones del Malba...), esta tarde he podido tomar un velero en Puerto Madero y acabar en la costa uruguaya después de haber pasado por Tigre. Es una de esas cosas estupendas que pueden pasarle a uno si entra en una sala de cine con programación tan envidiable como las del INCAA del Gaumont. Los intérpretes de El pampero están estupendos y la historia tiene fuerza y contención. Solo me sobran los momentos que escoran hacia el thriller con el extraño comportamiento de ese policía fluvial. Por lo demás, la tarde seguirá muy bien. Antes de ir a Timbre 4 veré atardecer desde lo alto del edificio Barolo. Aquí mismo, en la Avenida de Mayo. Con Buenos Aires a mis pies.