3 de septiembre de 2017. Cines Parqueastur, Corvera.
Barry Seal era un piloto de líneas aéreas pero su pericia lo llevó a convertirse en traficante. Primero de fotografías e informes y luego de drogas y armas. Así que sus viajes en avioneta le fueron muy útiles a la CIA para armar a la Contra en Nicaragua, para mantener la trama con Noriega en Panamá y también para que los del Cartel de Medellín pudieran exportar sus productos a Estados Unidos. Un tipo muy útil para que Reagan siguiera haciendo daño a los países que consideraba como el patio trasero del suyo.
Autograbaciones de supuestas cintas de video testimoniales se intercalan con imágenes trepidantes sobre lo que este piloto atrevido y optimista hizo en los años ochenta. Siempre con esa alegre ingenuidad del americano que piensa que todo le va a salir bien. Una película muy bien interpretada por Tom Cruise que, además de entretener mucho, da que pensar bastante sobre las maneras de aquel tiempo en que los americanos tuvieron un presidente que había sido actor. Y que, igual que este piloto, se reía mucho.