23 de septiembre de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.
Unos monjes budistas siguen a un líder vietnamita exiliado en Francia. Los vemos en su comunidad y luego viajando a Estados Unidos.
El sosiego de la vida contemplativa podría dar para una película interesante si la cámara supiera que es lo que quiere filmar: un personaje, un grupo, unas atmósferas... Pero, por más que quieran defenderla, parece que a Marc Francis y Max Pugh la observancia budista les aburre tanto como a ese monje al que pillan bostezando. Al final esa es la sensación que queda. Y no porque la película sea parsimoniosa o medio budista, sino porque no tiene fijeza y es muy aburrida.