20 de marzo de 2019. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas.
Los cantares son los de Nacho Vegas y la revolución es la de octubre treinta y cuatro. Con imágenes actuales se van evocando los lugares emblemáticos de aquellos hechos. Hay textos con fondo rojo que jalonan un relato hecho con canciones rescatadas de aquel tiempo y con presencias silentes que quieren homenajear aquella revolución asturiana que no llegó a convertirse en español
Cine hierático con voluntad de hierofanía. El cine de Ramón Lluís Bande funda su dramatismo en la quietud. Los gestos y los movimientos están vetados. Como si las maneras de quienes posaban muy serios y muy quietos ante los fotógrafos hace casi un siglo marcaran la pauta de lo que debe captar la cámara de Bande. Ante aquellas fotografías, muchas veces dramáticas, no pocos espectadores mantienen esa actitud de respetuoso silencio que hace casi religiosas las contemplaciones de algunas exposiciones. Pero el silencio y la quietud es ya la condición propia del espectador en las salas de cine. Así que el cineasta ya puede contar con esas actitudes y es redundante que las subraye y reclame desde la pantalla. Por lo demás, salvo para los que sintonizan previamente con su discurso, Cantares de una revolución difícilmente tendrá mucho eco por sus valores cinematográficos fuera de Asturias. De hecho, ya se debe contar con ello porque lo que se dice o se canta en asturiano ni siquiera se subtitula en castellano (aunque, por si acaso, se subtitula todo en inglés).
Cine hierático con voluntad de hierofanía. El cine de Ramón Lluís Bande funda su dramatismo en la quietud. Los gestos y los movimientos están vetados. Como si las maneras de quienes posaban muy serios y muy quietos ante los fotógrafos hace casi un siglo marcaran la pauta de lo que debe captar la cámara de Bande. Ante aquellas fotografías, muchas veces dramáticas, no pocos espectadores mantienen esa actitud de respetuoso silencio que hace casi religiosas las contemplaciones de algunas exposiciones. Pero el silencio y la quietud es ya la condición propia del espectador en las salas de cine. Así que el cineasta ya puede contar con esas actitudes y es redundante que las subraye y reclame desde la pantalla. Por lo demás, salvo para los que sintonizan previamente con su discurso, Cantares de una revolución difícilmente tendrá mucho eco por sus valores cinematográficos fuera de Asturias. De hecho, ya se debe contar con ello porque lo que se dice o se canta en asturiano ni siquiera se subtitula en castellano (aunque, por si acaso, se subtitula todo en inglés).