16 de marzo de 2019. Biblioteca de Asturias, V Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo. V.O.S.
La noche ya no es lo que era. Ver a simple vista la Vía Láctea es cada vez más difícil. La contaminación lumínica es generalmente tan desconocida como los cielos estrellados en las noches de verano. Sin embargo, también hay activistas que denuncian el absurdo de que algunas gasolineras tengan casi tanta luz por la noche como en el día. Y es que no solo los aficionados a la astronomía se ven perjudicados por la acrítica proliferación de luces LED de tonos azulados. También afecta a muchos animales y a algunas plantas. Y a nuestros ritmos circadianos.
Yo soy de los que recuerda haber visto la Via Láctea en las noches de verano. La iluminación de la carretera hace que ya no la podamos verla tan bien desde nuestra casa salmantina, pero el espectáculo sigue siendo magnífico alejándonos un poco y mirando al cielo un buen rato con el móvil apagado. Debe ser porque aprecio la belleza que nos ofrece la oscuridad de la noche por lo que soy tan sensible a la belleza de la luz natural y soporto tan mal esa epidemia blancoazulada que afea los interiores de los edificios y tantos lugares públicos con la moda de los LED. Por eso me ha encantado este película que bien podría pertenecer a esa estupenda iniciativa que es El Documental del Mes. A la proyección le ha seguido un coloquio interesantísimo en el que han participado dos activistas contra la contaminación lumínica. Así que aunque me he incorporado tarde a la programación de esta quinta edición de SACO (había visto ya buena parte de las películas que se han proyectado estos días), la primera que veo no me ha defraudado. Ni tampoco el magnífico coloquio que ha seguido a la proyección y en el que hemos podido aprender muchas cosas sobre este tema escuchando las oportunas apreciaciones de los representantes de la asociación Cielo Despejado.