11 de junio de 2019. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
Una anciana sueca abre en su cuarto las cartas que le envían los niños. Todos la quieren mucho y le agradecen esas historias deliciosas en las que demuestra comprender muy bien lo que ellos sienten. La escritora es Astrid Lindgren y el personaje que adoran los niños es Pippi Calzaslargas. La vemos cuando era una adolescente vivaracha que comenzaba a trabajar para un periodista y se quedó embarazada. También vemos su sufrimiento por tener que dejar a su bebé al cuidado de una nodriza en Dinamarca. Al final su tenacidad e independencia le permitieron recuperarlo. Y llevarlo orgullosa a que lo conocieran sus padres.
Una historia sencilla y bien contada. El final feliz se intuye, el retrato generoso de la protagonista se comprende y tampoco incomoda que la historia se enmarque en las evocaciones de la anciana. Así que Conociendo a Astrid es un melodrama dulce que no tiene más ambiciones que reivindicar a la persona que creó al personaje de aquella niña que tenía maneras de buen salvaje. La película lo consigue y sus dos horas no se hacen largas.