16 de junio de 2019. Centro Niemeyer, Avilés.
La hermana de Marcela acaba de morir y ella tiene que desmontar su casa. La cotidianidad doméstica con los hijos adolescentes, los encuentros con el amigo que está cambiando de vida y las evocaciones de los antepasados cuyo recuerdo se hace tan presente en estos días hacen que Marcela lo viva todo de forma muy distinta.
Retrato íntimo de un duelo. Eso es esta magnífica película de María Alché en la que la mirada poética es tan contenida y precisa como su hiperrealismo. Igual que en la vida, las conversaciones cotidianas se ven interrumpidas de repente. Le pasa muchas veces a Marcela mientras habla con sus hijos y le está pasando en su vida ahora que vuelve una y otra vez a casa de Rina y tiene que reordenar objetos y sentimientos. Todos los actores están perfectos en esta película (también los adolescentes) que demuestra la excelente salud de la creación cinematográfica en Argentina (igual que su teatro). Y, desde luego, es una gozada contemplar la gestualidad contenida de esta actriz superlativa que se llama Mercedes Morán y a la que tanto quiere la cámara en todas sus películas.