de Per Fly. Suecia, 2023. 114’.
3 de mayo de 2024. Multicines Béjar.
Vemos en Béjar esta película imprescindible que no se proyecta en ningún cine de Asturias (como tampoco El consentimiento que vimos aquí el martes). Hammaskjöld recibió a título póstumo el Premio Nobel de la Paz. Y bien lo mereció un hombre que se enfrentó a las grandes potencias y a países colonizadores tan execrables como Bélgica. Él fue quien ordenó la primera actuación internacional de los cascos azules, tristemente truncada por los intereses de Estados Unidos y sus servicios de espionaje. Hammaskjöld no tuvo dudas en el dilema entre intentar evitar un genocidio o limitarse a los procedimientos de la burocracia diplomática (hoy constatamos una vez más su eficacia en el caso de Gaza). Los suecos estarán orgullosos de él y sabrán de su trayectoria, pero fuera de allí somos muchos los que ignorábamos que en 2017 (¡más de medio siglo después de su muerte!) hubo una investigación de las Naciones Unidas sobre el accidente aéreo que le costó la vida de camino a Rodesia en una arriesgada misión de intermediación para conseguir la paz en el Congo. Al parecer en el supuesto accidente tuvieron responsabilidades, más o menos directas, Bélgica, Estados Unidos y el Reino Unido. En unos tiempos en que la fortaleza de los organismos supranacionales sigue siendo tan necesaria resulta lamentable que películas como esta solo las podamos ver en cines como este de Béjar. Y es que, aunque la política internacional y la paz en el mundo no interesen mucho a los poderes de la promoción y distribución audiovisual, la magnífica interpretación de Mikael Persbrandt y la oportuna dimensión humana y literaria que Per Fly también incluye en la historia, hacen que esta película resulte interesante aunque solo fuera una ficción. Son tiempos extraños estos en los que una distopía tan dañina y lamentable como Civil War se atrinchera en las salas, mientras no encuentra hueco en ellas una historia verdadera y pacifista como esta. Si Kant levantara la cabeza comprobaría que, aunque escasas y olvidadas, ha habido personas como Hammaskjöld que han intentado hacer real su sueño de una paz perpetua.