de Caye Casas. España, 2022. 88’.
28 de mayo de 2024. Filmin.
Al parecer Stephen King dice maravillas de esta película. Lo que demuestra que tiene buen criterio. La mesita del comedor no es una película de terror, sino de horror, del mayor horror imaginable. Pero no hay sustos, ni imágenes truculentas, ni músicas amenazantes (la banda sonora y las canciones no pueden ser más pertinentes). Todo lo contrario. Es costumbrismo trágico en tiempo real y con la mayor centralidad del fuera de campo. Tras un preámbulo extraordinario en el mercado de muebles, lo que tiene que pasar sucede al principio y la película coloca a ese padre en una posición inaudita. Casas consigue trenzar magníficamente lo que le pasa a ese padre con la normalidad en la que siguen los demás. Y es ese contrapunto tan bien ajustado en un guion superlativo de Caye Casas y Cristina Borobia lo que hace realmente extraordinaria esta película que tendrá bien merecidos todos los premios que reciba. Por la situación, el manejo del tiempo y el tema tratado me ha recordado un poco a Melbourne, aquella joya iraní de Nima Javidi que vimos en el festival de Gijón hace diez años. La mesita del comedor tiene además una precisión y brillantez en los diálogos, los ambientes y los encuadres que da la medida de lo que puede llegar a conseguir el cine español más modesto cuando cuenta con una genialidad tan grande. Y también con un atrevimiento notable, porque el horror que motiva la historia es máximo, pero Casas sortea todos los riesgos y consigue que el espectador no quede espantado, sino fascinado por lo que está viendo. Algo que solo está al alcance de cineastas atrevidos que saben hacer muy bien las cosas. Lo mejor para el espectador es ver esta película sin saber nada de nada. Solo que la historia tiene que ver con una mesita de comedor.