de Jonás Trueba. España, 2024. 114’.
29 de agosto de 2024. Cines sur Conquistadores, Badajoz.
Volviendo de Santo André hemos decidido parar en Badajoz para asistir a esta proyección organizada por el estupendo Proyecto Viridiana tras la que Itsaso Arana, Vito Sanz y Jonás Trueba comentan la película y responden a las preguntas del público de las diferentes salas. Entre las muchas cosas interesantes que se dijeron, se habló de la relación del cine de Jonás Trueba con el de Woody Allen. Aunque también hay distancias, yo también encuentro alguna relación con el de Linklater. Al menos en el interés que ambos tienen por dar la mayor importancia a los diálogos cotidianos y por la forma en que consiguen mostrar el paso del tiempo. Linklater de forma expresa en su trilogía Antes de o en Boyhood. Trueba con la precisión estacional (15 de agosto en La virgen de agosto, 22 de septiembre en esta) o vital de sus historias (la adolescencia en Quién lo impide, la juventud que pasa en Los ilusos, Los exiliados románticos o La reconquista). Y, sobre todo, con la lealtad de unos amigos que son a la vez personajes e intérpretes de sus historias, como se ha demostrado esta tarde con los atinados y cordiales comentarios de los tres. Si Los ilusos fue una declaración radical de pasión por el cine y la amistad, Volveréis demuestra la madurez de su cinefilia comprometida y la forma en que esta puede retratar el devenir amoroso dentro y fuera de la pantalla. De hecho, los títulos de sus dos últimas películas (Tenéis que venir a verla y esta) tienen una deliciosa ambigüedad, no sé si deliberada, con la que aluden a la vez al cine y a la vida en pareja. La apuesta de Volveréis es arriesgada, porque siendo fiel al estilo de Jonás Trueba (tan reconocible como el de Woody Allen o el de Eric Rohmer -otro parentesco evidente-), se mueve en un delicado equilibrio entre los riesgos formales (la película dentro de la película o ese homenaje a la labor de montaje que me ha recordado al de María Aparicio en Las cosas indefinidas) y el coqueteo con la comedia romántica, en este caso con la extraña celebración de una separación. Pero es justamente esa equilibrada ambigüedad, esa perfección en la forma de plantear una historia abierta y dar espacio al espectador para que disfrute aportando su mirada, lo que hace tan grandes a cineastas como Jonás Trueba, Rohmer, Allen o Linklater. Por lo demás, se agradece esa costumbre de citar y comentar algunos libros en la propia película (en este caso, El cine, ¿puede hacernos mejores? de Stanley Cavell). Y no sería extraño, como se dijo en el coloquio, que Fernando Trueba acabe recibiendo el Goya al mejor actor revelación por su magnífico papel como padre de la directora (trasunto de propio Jonás). Así que, una vez más, bravo por Jonás Trueba y por sus gentes. Tras el merecidísimo premio en la Quincena de los Realizadores de Cannes, está claro que no se equivocó cuando dejó a Isaki Lacuesta la dirección de Segundo Premio (como pequeño guiño, son granadinos los que tocarán en esa fiesta). Con Volveréis Jonás Trueba sigue fiel a sus territorios cinematográficos y vitales, pero ha conseguido hacerlos aún más fértiles y hermosos.