de León Siminiani. España, 2012. 85'.
11 de enero de 2013. Centro Niemeyer, Avilés.
Tras escuchar Walk Out, una canción de Matthew Sweet, León Siminiani decide cambiar de vida e irse a la India a hacer una película. A modo de diario va registrando con su cámara momentos de ese viaje hasta que se da cuenta de que está enamorado de Luna, la amiga que le recomendó ir allí. Regresa a España buscando ese amor con el que espera cerrar su película. Pero después de unos meses Luna le deja y tanto su vida como la película parecen quedar a la deriva. Hasta que retoma otro mapa con el que borrar los recuerdos de sus encuentros con ella.
Las imágenes que vemos parecen un documental. O un hermoso diario cinematográfico en el que el director nos muestra, sin aparente pudor, su propia vida. Pero su voz en off y los textos con que va salpicando las imágenes hacen que la película sea mucho más. Aunque con otro tono y desde otra edad, me ha recordado a la magistral Photografic Memory, de Ross McElwee, que se proyectó en el Festival de Gijón en 2011. En Mapa León Siminiani saca su ojo y se mira desde fuera. Se ve viviendo un tramo crucial de su vida e intenta hacer con él una buena película. Con “el Otro” (una especie de superyo plasta que le cuestiona lo que va haciendo) consigue construir un relato cuya principal virtud es que está hecho a la vez de su propio metarrelato. Y lo hace no como una apuesta de cine experimental dirigida únicamente al cerebro, sino con la agilidad, ironía y frescura de un cine que atrapa también al ojo y al corazón. El montaje, la música y la arquitectura son muy importantes en esta película, casi artesanal, que merecería tener éxito en su exhibición comercial. Este preestreno llenó el cine del Niemeyer. Después hubo un coloquio con su protagonista y director en el que alguien le preguntó si esa mezcla entre la vida y el cine no tendría algo de reality show. Él respondió reivindicando la importancia de los relatos tanto en el cine como en la vida. Supongo que algo parecido habría dicho Millás si alguien le hubiera preguntado por su novela El Mundo.
Las imágenes que vemos parecen un documental. O un hermoso diario cinematográfico en el que el director nos muestra, sin aparente pudor, su propia vida. Pero su voz en off y los textos con que va salpicando las imágenes hacen que la película sea mucho más. Aunque con otro tono y desde otra edad, me ha recordado a la magistral Photografic Memory, de Ross McElwee, que se proyectó en el Festival de Gijón en 2011. En Mapa León Siminiani saca su ojo y se mira desde fuera. Se ve viviendo un tramo crucial de su vida e intenta hacer con él una buena película. Con “el Otro” (una especie de superyo plasta que le cuestiona lo que va haciendo) consigue construir un relato cuya principal virtud es que está hecho a la vez de su propio metarrelato. Y lo hace no como una apuesta de cine experimental dirigida únicamente al cerebro, sino con la agilidad, ironía y frescura de un cine que atrapa también al ojo y al corazón. El montaje, la música y la arquitectura son muy importantes en esta película, casi artesanal, que merecería tener éxito en su exhibición comercial. Este preestreno llenó el cine del Niemeyer. Después hubo un coloquio con su protagonista y director en el que alguien le preguntó si esa mezcla entre la vida y el cine no tendría algo de reality show. Él respondió reivindicando la importancia de los relatos tanto en el cine como en la vida. Supongo que algo parecido habría dicho Millás si alguien le hubiera preguntado por su novela El Mundo.