17 de julio de 2013. Centro Niemeyer. I Festival Internacional de Cine y Arquitectura de Avilés. V.O.S.
Copenhague, Nueva York, Los Ángeles, Congqing, Siena, Melbourne, Daca y Christchurch son las ciudades que sirven para mostrar en cinco capítulos que otro urbanismo es posible.
El título no puede ser más claro. Se reivindica un urbanismo a escala humana. Una ciudad para las personas. Una planificación participativa. El enemigo es siempre el mismo, la ciudad hecha a la medida del automóvil. La alternativa, el empoderamiento del peatón y el ciclista. Quien lo revindica es el arquitecto danés Jan Gehl. Por lo demás, nada nuevo para quienes encontrábamos más estimulante a Ivan Illich que a Robert Moses. Antes de este documental se proyectó el cortometraje Noncity de Andrea Fernández y Nuno Pessoa: una denuncia anti-Seseña, pretendidamente poética, que resulta tan tópica como relamida. La tarde había comenzado con una conferencia pastiche bastante prescindible y terminó con una mesa redonda que tuvo interés por la intervención de algún arquitecto presente entre el público y por la reivindicación que hizo Juan Carlos de la Madrid de la magnífica simbiosis entre arquitectura y cine que tenemos en Avilés en los cines Marta (hoy los más antiguos de Asturias). Allí el séptimo arte resiste a diario en un hermoso palacio construido hace más de tres siglos (antes de que hubiera películas). Y es que en Avilés muchas cosas están hechas a escala humana. La última este maravilloso lugar en el que se desarrolla un festival que, sorprendentemente, no le dedica ninguna conferencia ni mesa redonda al maestro brasileño que lo creó. Ni siquiera una película.
El título no puede ser más claro. Se reivindica un urbanismo a escala humana. Una ciudad para las personas. Una planificación participativa. El enemigo es siempre el mismo, la ciudad hecha a la medida del automóvil. La alternativa, el empoderamiento del peatón y el ciclista. Quien lo revindica es el arquitecto danés Jan Gehl. Por lo demás, nada nuevo para quienes encontrábamos más estimulante a Ivan Illich que a Robert Moses. Antes de este documental se proyectó el cortometraje Noncity de Andrea Fernández y Nuno Pessoa: una denuncia anti-Seseña, pretendidamente poética, que resulta tan tópica como relamida. La tarde había comenzado con una conferencia pastiche bastante prescindible y terminó con una mesa redonda que tuvo interés por la intervención de algún arquitecto presente entre el público y por la reivindicación que hizo Juan Carlos de la Madrid de la magnífica simbiosis entre arquitectura y cine que tenemos en Avilés en los cines Marta (hoy los más antiguos de Asturias). Allí el séptimo arte resiste a diario en un hermoso palacio construido hace más de tres siglos (antes de que hubiera películas). Y es que en Avilés muchas cosas están hechas a escala humana. La última este maravilloso lugar en el que se desarrolla un festival que, sorprendentemente, no le dedica ninguna conferencia ni mesa redonda al maestro brasileño que lo creó. Ni siquiera una película.