19 de octubre de 2014. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.
A la actriz Robin Wright le ofrecen su último contrato. La escanearán y harán que protagonice nuevas películas con la misma edad. Veinte años después es invitada al congreso de futurología que se desarrolla en un mundo irreal al que se accede con la mente y la química.
La primera parte plantea un dilema faústico que tiene en el presente y el futuro del cine un buen tema de reflexión. En ella, además de la protagonista, destaca un Harvey Keitel soberbio con un monólogo memorable durante el escaneado de la actriz. La segunda parte se desarrolla en un mundo animado en el que me siento confundido. Lo que le pasa a ese avatar dibujado me interesa mucho menos y, aunque reconozco la calidad de las imágenes, noto que la historia pierde coherencia y profundidad. Sin embargo, la breve tercera parte en la que la protagonista regresa al mundo real en busca de ese hijo tan especial me reconcilia de nuevo con una película que quizá plantea demasiadas cosas para una apuesta formal tan radicalmente escindida.