17 de octubre de 2016. Cines Los Prados, Oviedo.
María y Boris tienen dos niñas preciosas y una casa estupenda en la que viven juntos pero no conviven. Dividir esa propiedad y decidir qué harán con las niñas está haciendo difícil su separación.
Parejas desgarradas. Podría ser el título de la serie a la que casualmente estamos asistiendo en los últimos días (el viernes la extraordinaria La clausura del amor en el Palacio Valdés y el sábado el estreno de Sed en el off del Niemeyer -las reseñas están en el blog de teatro-). Con Después de nosotros Joachim Lafosse vuelve a los territorios de la desazón familiar que exploró con la tristísima Perder la razón. Sin embargo, aquí hay mucha más dulzura. Sobre todo en los largos planos de la vida cotidiana en los que tanto sorprende la naturalidad de las niñas. La cámara casi no sale de esa casa en la que se intuye tanta vida y se sabe que todo cambiará pronto. Allí nos muestra una familia en la que hay tanta tensión entre los padres como afecto hacia las hijas. Aunque apenas esbozados, los nudos familares (la relación con la abuela), económicos (¿quién puso más?) y sociales (¿quién se quedará con los amigos?) que hacen tan difícil cualquier separación están muy bien planteados en esta historia. Después de nosotros es una sencilla descripción de una ruptura familiar. Una película elegante en la que se señala más de lo que se muestra.