29 de octubre de 2016. Teatro Carrión, 61º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.
Mathieu viaja de París a Montreal para saber algo de su padre. Una llamada desde Canadá de alguien que quiere enviarle un paquete a su madre despierta su interés por saber quién fue ese hombre que acaba de morir y que tuvo una relación con ella. En Canadá conocerá a sus dos hermanos y los motivos por los que quieren recuperar el cuerpo del padre fallecido en un lago. Allí le guiará ese amigo que quería enviarles un valioso cuadro. Y disfrutará con su familia que, en cierto modo, también es la suya.
El buen recuerdo del cine humano y contenido de Philippe Lioret en Welcome (una película en la que las masculinidades a la deriva, la distancia, el agua y el amor también eran muy importantes) nos han hecho elegir esta historia que empieza en París, se desarrolla en Canadá y concluye con la promesa de nuevos encuentros en los dos lados. El personaje de Jean es tan interesante como el del amigo maduro que tendrá mucha más importancia de la que parece al comienzo de la historia. El espectador lo agradece porque Lioret tiene el acierto de partir de una idea ñoña como es la de los lazos ocultos en los vinculos de la sangre para cuestionarlos en el giro final de la película. Un giro que no es tramposo y que resuelve de forma muy grata una historia en la que abundan las simetrías que trenzan las relaciones entre los personajes. El hijo de Jean es una película sencilla y emotiva que se ve con agrado y que me confirma la buena impresión que tenía sobre el cine de Lioret.