18 de octubre de 2016. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
Un violinista que aspira a formar parte de una prestigiosa orquesta sinfónica brasileña acepta dar clases en un escuela pública de una favela de São Paulo. Allí consigue que la música cambie la vida de un grupo de adolescentes.
Los efectos balsámicos de la música entre los pobres ya los conocimos de la mano de Carlinhos Brown en la muy grata Ciudad Candeal que Fernando Trueba filmó en Salvador de Bahía. Frente a ella El profesor de violín resulta una historia previsible hecha de resortes tan poco eficaces que no consiguen emocionar. La evolución de esta orquesta tiene mucho de milagro. De hecho, resulta inverosímil y eso es algo que no se puede permitir una ficción. Así que El profesor de violín no es más que otro bano intento por defender que la música amansa siempre a las fieras y que cualquiera puede ser un buen profesor.