11 de febrero de 2017. Laboral Cinemateca, Gijón.
Diez profesionales de distintos oficios son contratados para trabajar inútilmente frente a un público en una nave industrial. Son un albañil, un carnicero, una modista, una encuestadora telefónica, un mecánico, un camarero, un informático, un almacenista, una ensambladora y una limpiadora. Ellos no ven al público ni saben la razón por la que han sido contratados para un trabajo que tiene tanto de propuesta escénica como de experimento social.
La mano invisible también se podría haber titulado los trabajos y los días. Porque eso es lo que vemos, la forma en que se van deteriorando las relaciones humanas y las condiciones laborales de unos trabajadores tan alienados que ni siquiera sufren la expropiación del fruto de su trabajo, sino que son ellos mismos quienes al terminarlo deben destruido. Con una estética que recuerda a la de Lars von Trier en Dogville, la propuesta de David Macián es tan sugerente como inquietante. Una oportuna metáfora sobre el mundo laboral del presente y una reflexión sobre lo costoso que en él resulta algo que antes era tan obvio como organizar una huelga.