7 de enero de 2019. Teatro Filarmónica, Oviedo.
En el desierto de Guajira, en el norte colombiano, una familia indígena Wayuu cambia su modo de vida tradicional cuando empieza a vender marihuana a los estadounidenses. Entre los años sesenta y los ochenta pasarán de ser ganaderos humildes a clanes organizados del primer eslabón del trafico de drogas. Algo que comprometerá sus formas de vida ancestrales.
Se inaugura la VII Muestra de Cine Social y Derechos Humanos con esta magnífica película del director de la no menos fascinante El abrazo de la serpiente. Los paisajes desérticos y casi abstractos del norte colombiano sirven de escenario poderoso para una historia que comienza pareciendo un bello reportaje etnográfico y que se va convirtiendo en una verdadera tragedia que va mucho más allá de los conflictos convencionales con el tráfico de drogas. Ciro Guerra y Cristina Gallego organizan el relato en cinco cantos que podrían ser los de una tradición oral que contara y cantara, como en la Iliada, el drama de unas gentes que, queriendo evitarla, vivirán los desastres de su propia guerra. Cálida y colorista hasta parecer casi africana, esta nueva película del director colombiano es todo un un homenaje a tradiciones y paisajes poco conocidos de su país. Y también un alegato contra los perjuicios que provocó en los pueblos tradicionales la trampa de servir a las necesidades de los gringos.