21 de enero de 2019. Teatro Filarmónica, Oviedo.
Dos amantes maduras que viven como hermanas se ven obligadas a vender los objetos de valor que hay en su casa de Asunción. Una de ellas entra en la cárcel y en ese tiempo la otra gana algo de dinero haciendo de taxista para otras mujeres. Especialmente para una más joven de la que se enamora.
A pesar de la mala calidad del sonido en esta proyección, la contenida historia de Las herederas se hace más que interesante. Con una interpretación soberbia de Ana Brun y una cuidadísima manera de poner la cámara que apuesta por los encuadres intencionados y por una limitada profundidad de campo para concentrar la atención en los personajes, Las herederas vuelve a demostrar la gran calidad del trabajo de los cineastas paraguayos. Igual que me pasa con el cine islandés, creo que me resultaría fácil programar un ciclo con estupendas películas de esa querida tierra sin mal situada en el corazón de América. Ahí van algunos ejemplos del buen cine paraguayo: La hamaca paraguaya de Paz Encina, 108 Cuchillo de palo de Renate Costa, 7 cajas de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, La última tierra de Pablo Lamar o Tren Paraguay de Mauricio Rial Banti. Y, por supuesto, Las herederas de Marcelo Martinessi, una película que tiene bien merecidos los premios que está recibiendo.