16 de enero de 2019. Casa de la Cultura, Avilés.
Contra el olvido. A favor de la memoria. Para que las ancianas que todavía viven puedan encontrar los restos de sus padres asesinados. Para que los torturadores de las postrimerías del franquismo no sigan impunes. Para eso cientos de españoles han tenido que presentar sus querellas en Buenos Aires y apelar a la justicia universal.
El silencio de otros repasa el recorrido tenaz de unas organizaciones que no han encontrado el camino a la justicia en España y han tenido que buscarlo en Argentina. También recuerda aquel pacto del olvido que obligó a que la amnistía de quienes lucharon contra el franquismo tuviera que pagarse con la impunidad de sus adversarios. Y eso al final lo acaba pagando un país amnésico que aún no ha sacado los restos del dictador de donde él mismo quiso estar y sigue manteniendo a miles de españoles en los lugares en que fueron asesinadas. Un país en el que cuesta lo indecible que los nombres de los canallas no se perpetúen en nuestras calles y plazas. Hace unos años frente al Puente del Cardenal en Monfragüe se puso un rótulo que, nombrándolos, homenajeaba a unas decenas de extremeños que fueron asesinados en esa zona. Duró muy poco porque primero fue atacado y luego retirado. Es un ejemplo de la infamia de esa España que silenció las verdades y obligó a tantos españoles a vivir silenciados durante tanto tiempo.
El silencio de otros repasa el recorrido tenaz de unas organizaciones que no han encontrado el camino a la justicia en España y han tenido que buscarlo en Argentina. También recuerda aquel pacto del olvido que obligó a que la amnistía de quienes lucharon contra el franquismo tuviera que pagarse con la impunidad de sus adversarios. Y eso al final lo acaba pagando un país amnésico que aún no ha sacado los restos del dictador de donde él mismo quiso estar y sigue manteniendo a miles de españoles en los lugares en que fueron asesinadas. Un país en el que cuesta lo indecible que los nombres de los canallas no se perpetúen en nuestras calles y plazas. Hace unos años frente al Puente del Cardenal en Monfragüe se puso un rótulo que, nombrándolos, homenajeaba a unas decenas de extremeños que fueron asesinados en esa zona. Duró muy poco porque primero fue atacado y luego retirado. Es un ejemplo de la infamia de esa España que silenció las verdades y obligó a tantos españoles a vivir silenciados durante tanto tiempo.