de Fred C. Newmeyer y Sam Taylor. EE.UU., 1923. 77’.
14 de septiembre de 2024. Cines Embajadores-Foncalada, Oviedo. Con acompañamiento al piano.
Había visto a finales de los setenta en televisión algunos fragmentos de las películas de Harold Lloyd, pero esta no la había visto completa. Y es una maravilla. Por la gracia de las escenas, por las impresionantes imágenes del protagonista trepador y por la fascinación que produce ver los trenes, coches y tranvías circulando hace cien años como si fuera ahora. Pero lo mejor ha sido la magia de la forma en que hemos vivido la experiencia esta tarde. Adrián Begoña ha presentado la película y luego ha acompañado al piano las imágenes con partitura original suya y variaciones improvisadas. Y hay que reconocer que es un maestro y un tipo genial. Por si el gozo fuera poco, tras las proyección y sin encender las luces, más bien entre candilejas, compartió con nosotros un buen rato de coloquio y deliciosa erudición. Así que ha sido una experiencia memorable, mucho más de lo esperado, que habrá que repetir. No hay duda de que en Asturias tenemos mucha suerte con estas salas cinéfilas en las que hasta las butacas tienen el buen gusto de parecer diseñadas por los Eames. Es una gozada cotidiana.