21 de noviembre de 2013. Cines Centro, 51º Festival de Cine de Gijón (sección: rellumes).
El propietario de las tierras pone vallas en el bosque y provoca explosiones en el lago para matar carpas. La vida cotidiana de su privilegiada familia se enmarca en unos bellísimos paisajes del sur. Allí es donde más contrasta ese Chile reaccionario con los pueblos originarios.
Hasta ahora Marcela Said solo había hecho documentales. Y se nota (para bien) en esta perturbadora película. Su mirada no está preocupada por contar una historia que comience y termine, sino por hacernos asistir a instantes casi casuales (y por ello reveladores) de está familia con un padre seguro de su poder y una hija capaz de percibir el conflicto soterrado. La película muestra un fragmento de una historia que no empezó con la independencia de Chile ni ha terminado con la dictadura. Gregory Cohen, el actor que interpreta a ese padre reaccionario, recordó en el coloquio que al pueblo mapuche se le considera heroico por su resistencia frente a los conquistadores, pero se le menosprecia cuando el conflicto es con los (¿demás?) chilenos. Esta tensión histórica enmarca una película que evoca mucho más de lo que muestra. Con escenas poderosas Marcela Said consigue que esos paisajes inquietantes confronten con unos personajes que entienden la vida con el sarcasmo de los arrogantes. Esos cuyo desprecio al otro les hace tan peligrosos.