9 de abril de 2016. Cines Los Prados, Oviedo.
El novato es un adolescente cuya familia acaba de trasladarse a París. Tras un intento fallido por integrarse en el grupo de los malotes acaba en el de los marginados donde se hará amigo de un friqui patoso, de un líder a quien nadie sigue, de una chica paralítica y de una sueca que habla mal francés.
Las ventajas de ser un marginado. Esa podría ser la tesis de una película que encajaría literalmente en la sección Enfants terribles del festival de Gijón. Salvo este grupo de friquis, todos los adolescentes de ese liceo son guapos (y casi todos sus profesores imbéciles) y, aunque hay momentos en que se retratan con gracia las relaciones horizontales entre esos jovencitos, también hay algunas carencias de verosimilitud en la película (la ausencia de figuras paternas que solo aparecen en la primera escena, las fiestas en las casas que duran toda la noche, la treta en el cine para dar celos a la sueca...) Por lo demás, que la mayoría de los marginados sean tan feíllos (salvo nuestro protagonista y su sueca) y que el resto de los alumnos de ese liceo sean tan guaperas es algo que le choca bastante a alguien acostumbrado a la diversidad real de la adolescencia de aquí.