31 de mayo de 2016. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
Mientras tala en el bosque, un campesino encuentra una muñequita en un tronco de bambú. Enseguida se transforma en un precioso bebé que él y su mujer cuidan como a una hija. Cuando crece los tres se trasladan a la ciudad para que ella se eduque como una princesa. Kaguya es tan especial que la pretenden varios nobles y hasta el emperador. Pero ella los rechaza a todos. Al final deberá volver a la Luna que es de donde vino.
El cine de animación no me atrae especialmente, pero la magnífica crítica de esta película me llevó a verla. Las imágenes son muy bellas. Como acuarelas delicadas en las que los movimientos tienen ese aspecto minimalista propio de los japoneses. La primera parte sobre la princesa niña es preciosa y sorprende por la ternura con que Takahata consigue que el espectador se enamore de ese bebé que crece tan rápido. Pero las cuitas en la ciudad y los episodios de los pretendientes se me van haciendo muy largos y casi deseo que la princesa selenita regrese pronto a su hogar. Si la película hubiera durado mucho menos me habría gustado bastante más.