24 de mayo de 2017. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.
En 1937 hay poca actividad en el frente. Dos amigos barceloneses del bando republicano coinciden en un pueblo aragonés en el que las líneas de combate están estabilizadas. Uno de ellos quiere y cuida a la mujer y al hijo del otro que está fascinado por una viuda madura con un pasado difícil que busca salir bien parada de la guerra.
Agustín Villaronga vuelve a contarnos con brío un drama ambientado en aquellos tiempos trágicos. Menos cruda que su magnífica Pa negre y su desoladora El rey de La Habana, Incierta gloria es un drama de maneras clásicos con personajes bien construidos y actores muy solventes. Por el tono y las circunstancias, la película viene a ser el negativo de aquel otro retorno a la Guerra Civil que Berlanga quiso hacer en clave hilarante con La vaquilla. Aquí también hay un frente tranquilo y también se cruza con relativa facilidad de uno a otro bando. Pero mientras Berlanga parecía reivindicar lo dionisiaco en medio de una guerra terrible, Villaronga vuelve a ella para mostrarnos la escala humana de aquella tragedia. Incierta gloria está bien contada y presenta con acierto los contrastes y las simetrías entre los personajes. Pero se nota que la emoción del relato depende demasiado de su origen literario.