31 de mayo de 2017. Centro Municipal Integrado La Calzada, Gijón. V.O.S.
Jóvenes danesas hablan frente a la cámara sobre su vida sexual. Responden a preguntas y cuentan experiencias. Y se desnudan después de desvelar su intimidad.
Nada que ver con Sexo oral, aquel divertidísimo documental que Chus Gutiérrez dirigió hace más de veinte años en el que, entre otros declarantes, Santiago Segura nos contaba su desinterés por la lluvia dorada. La idea de este documental es muy interesante y las confesiones son sinceras. Pero también muy serias. Falta chispa en las preguntas y agilidad en el montaje. Y sobra rigidez en un dispositivo que resulta demasiado reiterativo, demasiado frontal y muy poco propicio para la empatía. Uno piensa en lo interesante que podría ser una película como esta si las entrevistadas no fueran danesas sino españolas. O portuguesas, italianas, griegas, cubanas, mexicanas, venezolanas, colombianas, argentinas, chilenas o brasileñas. Y también en lo interesante que resultaría que el interrogatorio no fuera solo femenino sino que, en la misma película o en una segunda parte, esas preguntas se les plantearan también a los hombres. No sé si es la vida sexual danesa o la mirada del cine danés sobre el sexo, pero Venus: confesiones desnudas me deja más bien frío.