27 de enero de 2018. Centro Niemeyer, Avilés, 47º Festival Internacional de Cine de Róterdam. V.O.S.
Mía llega a un nuevo instituto. Allí se hará amiga de las malotas de la clase. Su iniciación en la cara oscura de la adolescencia coincidirá con su primera menstruación. Y con los primeros síntomas de que se está convirtiendo en sirena.
El tema de la preadolescencia peligrosa está siendo casi un género en el cine europeo. No me refiero a esa compasiva mirada que tenía el Truffaut de Los cuatrocientos golpes sino a la perplejidad y rechazo hacia esas edades que se manifiestan en películas tan sobrevaloradas como La clase de Laurent Cantet, tan desagradables como Crudo de Julia Ducournau o tan enervantes como Aurora de Emilie Deleuze. Seguramente hay razones que explican por qué en el cine francés resultan tan tentadores esos temas, pero me parece que presentar de ese modo a esas edades no contribuirá a reducir el declive demográfico de nuestro continente. Desde la Suiza germanoparlante Lisa Brühlmann se apunta en parte a esa moda y nos presenta en Blue my mind a unas féminas muy poco recomendables en el entorno de una protagonista que tiene buenos motivos (ella sí) para ser insoportable. Sin embargo, la metamorfosis en sirena es una idea sugerente que hace muy singular esta historia y la libera de algunos tópicos.