27 de octubre de 2018. Teatro Zorrilla, 63º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección Punto de encuentro). V.O.S.
Un coche de observadores internacionales durante la crisis de Crimea se queda averiado en mitad de la nada. En el lugar no hay cobertura telefónica así que el conductor busca ayuda por la zona. Un hombre y su hija le llevan en su camioneta, pero cuando regresa el coche y sus compañeros han desaparecido. A él no le queda más remedio que aceptar la hospitalidad que esa familia le ofrece. Vivirá con ellos en un mundo extraño en el que el Estado no parece existir.
Una película sobre el extrañamiento. El que siente un hombre de vida institucional y urbana en ese lugar desangelado. Y el que viven los lugareños en ese espacio sin ley desde que las aguas del pantano sepultaron sus hogares. Pero a la vez es una película sobre el apego de los hombres a la tierra (se lo explica magníficamente la abuela al recién llegado). Así que Volcano seguramente no tendrá ningún premio, pero es un dignísimo ejemplo del tipo de cine que uno espera encontrar en este festival. Igual que el cortometraje 3 años depois del portugués Marco amaral sobre una mujer que vuelve a un lugar donde ha pasado algo en la carretera, quizá con un perro, que hay que explicar a un niño. Una historia sugerente, pero también confusa. Bastante más que Volcano.