1 de diciembre de 2019. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.
Un jovencísimo soldado ruso queda ciego en su trinchera tras un ataque con gas durante la Primera Guerra Mundial. Él no quiere volver a casa así que le encargan vigilar el cielo y avisar cuando escuche que llegan aviones alemanes.
¿Puede haber mayor desamparo que ser ciego en una guerra? El desasosiego que produce la situación de este soldado, que ya parecía desvalido antes de perder la vista, es aún mayor con ese grano historicista y esa relación de aspecto casi cuadrada que tiene la película. Pero las imágenes y sonidos de la guerra se entremezclan con los del ensayo de una orquesta que bien podría estar preparando ahora algo así como la banda sonora de la película. Así que la sensación de inmersión y distanciamiento simultáneos que tiene el espectador hacen extraña y a la vez poética la contemplación del infortunio del joven soldado. Alexander Zolotukhin consigue que este ensayo sobre la ceguera y la guerra lo sea también literalmente en su singular película.